Creative Commons

La información es para todos

La propiedad intelectual es un asunto mucho más presente en nuestra vida cotidiana de lo que nos damos cuenta. En la llamada "sociedad de la información" estamos expuestos a enormes cantidades de material creativo y documental: música, imágenes y todo aquello que pueda ser considerado conocimiento. Así, el internet nos ha brindado la oportunidad de democratizar (hasta cierto punto) la cultura y con ello la posibilidad de que millones de personas tengan acceso a ella.

La cultura y conocimiento deberían de estar disponibles para todo el mundo sin importar su condición social. Lamentablemente, las grandes empresas no comparten dicha opinión y promueven legislaciones cada vez más autoritarias que van en detrimento del consumidor. Irónicamente se nutren de material generado por la colectividad, el cual modifican para después comercializarlo como propio. El caso se repite una y otra vez con todo tipo de empresas. En el ramo biotecnológico, corporaciones como Pioneer y Monsanto se apropian de material genético desarrollado gracias a generaciones enteras de campesinos e insertan genes para después venderlo a la misma gente que trabajó el maíz, por poner un ejemplo, durante miles de años. La industria farmacéutica no es excepción a la regla. Roba los conocimientos de la herbolaria tradicional de pueblos enteros para después registrarlos como propios. Así, desarrollan medicamentos para un gran abanico de padecimientos y enfermedades. Todo esto con el fin de "donar" a la sociedad salud, siempre y cuando aquella persona que padece la enfermedad, por no decir cliente, tenga los medios económicos para acceder a ella.

Blanca Nieves, Cenicienta y la Bella Durmiente son todos personajes tomados de cuentos escritos por autores europeos del siglo pasado y antepasado. Walt Disney sólo brindó una imagen a personajes que ya existían. Ahora, años después de la muerte del artista, la empresa Walt Disney Entertainment promueve periodos cada vez más largos de protección a las "creaciones" de su fundador en la legislación estadounidense e internacional.

Los Creative Commons, o bienes comunes creativos, son una alternativa a los derechos de autor. Parten de la idea que el conocimiento pertenece a todos. Sea músico, diseñador, fotógrafo, escritor o investigador, cualquier creador de material siempre se nutre de las creaciones de sus antecesores o contemporáneos. ¿Qué sería del diseño actual, sin contar con las bases que dejó el movimiento de la Bahaus? ¿Qué fotógrafo no se ha nutrido al estudiar los ángulos que utilizaron personajes como Cartier Bresson o Manuel Álvarez Bravo? ¿Qué investigador no estudia textos de otros investigadores para realizar sus propias obras? Es por esto que en la actualidad existe la posibilidad de "regalar" a la sociedad el trabajo que realizamos. Al final de cuentas, aquel material que se haga con la intención única y expresa de comercializarlo, pocas veces vale la pena.

La empresa Creative Commons proporciona la posibilidad de que el autor que genere material creativo haga uso de licencias gratuitas que ponen a disposición de la sociedad sus obras. Con licencias adaptadas a distintas legislaciones, incluyendo la mexicana, la empresa da la posibilidad a un fotógrafo, músico o escritor de decidir qué términos de derechos de autor desea imponer sobre su obra. Para uso no comercial o comercial, para su modificación o para su no modificación, son algunas de las opciones que tiene el autor de la obra para registrar su trabajo. Así, aquel que lo desee, puede hacer uso de dicho material para crear nuevo material intelectual.

Conoce más sobre los Creative Commons en su página de Internet para México o bien visita la página de la campaña Acceso al Conocimiento de Consumer´s International.

Crédito Ilustración: Steren.giannini
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